martes, 20 de septiembre de 2011

axL



Se dirigió a la puerta con aires de superioridad mientras su CD favorito sonaba e inundaba toda la habitación. Se quedó pensativa, observando la madera de la puerta y pensando en lo que tenía que hacer en aquel preciso momento. La musica seguía coloreando el espacio y entonces volvió a sonar el timbre. 
Los ojos se le humedecieron y no supo hacer otra cosa que abrir. El aire fresco de esa mañana de finales de agosto entró en la casa y en ella. Le miró a los ojos y los dos sonrieron, ¿Que otra cosa podían hacer? Llevaba una semana sin verle. 
Una semana.
Siete días.
168 horas sin verse las caras, sin sentir su cuerpo ni la seguridad que siempre le transmitia...
Y volvía a estar allí, junto a ella, sonriendo como un gilipollas.
No tardó mucho en librarse de aquel sentimiento de culpa que le producía recordar el chico que había ocupado su cama esa semana. La empotró contra la pared mientras la puerta se abría del todo y el viento terminaba por hacerse paso en la casa y en ellos. 
Decidió tomarse un respiro, y sus sentimientos se fueron de vacaciones.

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